domingo, 6 de marzo de 2016

Acompañar observando estos procesos de conocimiento jugando con los materiales y el espacio , es una de las satisfacciones más grandes que me da mi escuela. Crear escenarios de juego en pasillos, convertir espacios de paso en lugar donde podemos disfrutar todas las edades desde los niños de dos años hasta los de seis, se convierten en territorios conquistados. Un lugar de reencuentro, donde surgen búsquedas de intereses comunes y diferentes. la presencia de la sal , equivalente a la arena, hace posible un juego placentero y relajado, con posibilidad de movimiento libre, respetando la necesidad del niño. Al deambulear por el espacio lo transforma y se apropia estéticamente de él. El niño habita el espacio y le da sentido, simboliza trenes, coches... con coladores. Crea dando sentido, se comunica con su igual, realiza acuerdos y organiza el espacio bajo su independencia respecto a el adulto, que aquí, es un acompañante.

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