La caída natural o fortuita de las hojas, la poda, el paso del tiempo…nos ofrece una maravillosa oportunidad para que la infancia manipule y sienta.
Realizar “desplazamientos” y llevar a sala lo que nos entrega la naturaleza y ubicarlo fuera de sus lugares nativos ofrecen perspectivas y ángulos donde la belleza se torna singular y única, todo es observado y manipulado desde el cuerpo, por el cuerpo y para el cuerpo